La mano del hombre
La mano del hombre se distingue por el pulgar opuesto a los demás dedos, lo que hace que se utilice como pinza; por ello puede efectuar trabajos difíciles.
Su esqueleto comprende el carpo o muñeca, que comprende ocho pequeños huesos –carpianos-- dispuestos en dos filas; el metacarpo o palma de la mano que son cinco huesos alargados –metacarpianos—y cinco dedos, formados por falanges, dos en el pulgar y tres en los demás.
Los músculos esqueléticos, por su parte, se unen a los huesos por medio de tendones que se contraen y relajan y con ellos permiten el movimiento.
Los huesos de la mano requieren de cuidado y alimentación. Para su osificación necesita sales de calcio y de fósforo –que se obtienen de alimentos como la leche, mantequilla y lácteos— y vitamina D, que se obtiene del aceite de hígado de bacalao y de baños de sol.
La coordinación de la mano con el cerebro permite la realización de actividades tan extraordinarias como la escritura.
Fuente: Guía de Comunicación para la Interacción Social, p. 40
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