La estructura de los textos
Los textos expositivos o argumentativos tiene una estructura diferente a los narrativos.
Los expositivos cuentan con tres partes: la
introducción, el desarrollo y la conclusión. En la introducción el lector empieza a enterarse del tema de que tratará el
texto, aunque ya en el título se dan indicios. Pero el autor lo hace de una
manera interesante, como los de divulgación científica, los cuales adereza con
datos, con información, con relatos.
En textos cortos la introducción ocupa sólo
uno o dos párrafos.
En Sobre
cuatro ruedas, cuyo tema es el transporte en las civilizaciones antiguos de
oriente, inicia relatando el hallazgo efectuado por Sir Leonard Woolley en la
tumba del rey sumerio Abargi.
En el desarrollo, el texto profundiza en el
tema ofreciendo datos, información precisa y detallada de lo más sobresaliente
del tema.
En la conclusión
se refiere a algo muy significativo, o repite la idea central.
Los argumentativos
Este
tipo de textos se compone de la tesis, la argumentación y la conclusión. Los ensayos, los artículos de opinión y las reseñas o críticas son de este tipo
de textos.
La intención de este tipo de textos es la de
convencer, persuadir, al lector de que crea o haga algo. Por ello al inicio
plantea una idea o afirmación, la tesis, que sostendrá o defenderá con
argumentos.
El
trabajo del lector consiste en hallar la tesis, en elaborarla porque el autor
no nos dice: “mi tesis es esta”. Una estrategia consiste en identificar el
enunciado que la contiene y eliminar los residuos, aquellos contenidos con poco
significado.
En la argumentación el texto expone información,
datos investigados, o algo dicho por una persona de prestigio, ideas aceptadas
por la sociedad, o de algo que hayan sido testigos. Son argumentos de hecho, de
autoridad, racionales, o –dice - respaldados por la
experiencia.
En
la película El Gran Debate un ponente de una universidad de Texas afirma ante
su oponente de Harvard: “San Agustín dijo que si una ley es injusta no tenemos
por qué obedecerla”. Es de autoridad.
Los
argumentos se componen de proposiciones –enunciados--, una de las cuales es la
conclusión.
En
Introducción a la lógica, Irving M.
Copi, ofrece varios ejemplos de argumentos. Uno es el siguiente: “(1)Es difícil
sostener que la astrología occidental debe ser verdadera debido a que cuenta
con una larga tradición tras de sí, (2) porque la astrología china e hindú
cuentan también con largas tradiciones. Si una es correcta, las otras están
equivocadas”.
Otro es: “(1)La luz que vemos proveniente de
las galaxias distantes salió de ellas hace millones de años, (2) y en el caso
del objeto más distante que hemos visto, la luz surgió desde hace ocho mil
millones de años. Así pues, cuando observamos el universo, lo estamos viendo
como fue en el pasado”. Son, como se ve, dos argumentos racionales. Las
premisas (proposiciones) está numeradas en ambos casos y lo que está subrayado
son las conclusiones.
Como
se observa, los argumentos de arriba se componen de tres proposiciones, dos
premisas y la conclusión. Pero en ocasiones se pueden componer de sólo una
proposición, por ejemplo: “Los alumnos vienen a la escuela a estudiar”. Si el
autor ofrece una cifra, un dato, se trata de un argumento, aunque no lo exponga
en dos o más enunciados.
En la conclusión, además de dar por el
terminado el tema, el autor expresa otro argumento, uno fuerte, contundente,
que apoya la tesis.
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