Max SeitzBBC
Mundo
·
11 agosto 2016
(1) Un bloguero británico se preguntaba recientemente qué lugar ocuparían David Cameron y Boris Johnson en una escala de estupidez.
(1) Recordemos: Cameron convocó a un referendo sobre la salida de
Reino Unido de la Unión Europea, se jugó por la permanencia del país en el
bloque, perdió la votación y acabó renunciando como primer ministro.
(1)Johnson, por su parte, fue el principal promotor del llamado
Brexit y, tras ganar la consulta, no supo aprovechar su capital político para
suceder a Cameron en el número 10 de Downing Street.
El bloguero no entendía cómo una situación que debía tener
un claro ganador terminó sin ninguno;
de ahí su pregunta sobre la estupidez.
Su planteamiento puede parecer una bobada, pero no lo es.
(2) Durante mucho tiempo el tema de la estupidez en
la política, la economía y la sociedad en general fue considerado trivial entre
los intelectuales, (3) hasta que un
académico italiano decidió que ya era hora de tratarlo con un poco más de
seriedad.
(3) Era Carlo M. Cipolla (1922-2000), historiador económico y profesor de las universidades de Pavía
(Italia) y de California en Berkeley (EE.UU.), y de la London School of
Economics (Reino Unido).
A pesar de que Cipolla murió hace una década y media, sus ideas parecen más actuales
que nunca.
Una pregunta crucial
En Italia consideran a Cipolla como uno de los historiadores
económicos más importantes del siglo XX. Entre otras cosas, fundó el
departamento de su disciplina en la Universidad de Pavía, que sigue activo
hasta nuestros días.
(4) Pero a decir verdad, fue un intelectual atípico que siempre
fluctuó entre las investigaciones
serias y las reflexiones desenfadadas, según le cuenta a BBC Mundo su exdiscípulo, colega y amigo
personal Giovanni Vigo.
"Sus estudios tenían intereses muy variados y
heterogéneos", dice Vigo, quien
actualmente es profesor en la Universidad de Pavía.
“Una persona es estúpida si causa
daño
a otras personas o grupo de personas
sin obtener ella ganancia personal
alguna"
"Desde
la historia de la moneda hasta la de la salud pública; desde la historia de la
tecnología hasta la de la demografía; desde la historia de la educación hasta la de los relojes".
(5) Cuentan que un día, en medio de sus
múltiples investigaciones, Cipolla concluyó que las sociedades siempre
parecían estar
en problemas y se preguntó por qué. Fue así como llegó a sus hoy famosas
"leyes
básicas de la estupidez", una verdadera radiografía de la condición humana.
"Los peores"
(6) El historiador italiano identificó
cuatro tipos
de individuos en la sociedad, según el beneficio o el perjuicio que generaban para el resto de
las personas y para sí mismos. Y los ubicó en un diagrama:
§ (6) Inteligentes: benefician
a los demás y a sí mismos.
§ (6)Incautos: benefician
a los demás y se perjudican a sí mismos.
§ (6) Bandidos: perjudican
a los demás y se benefician a sí mismos.
§ (6) Estúpidos: perjudican
a los demás y a sí mismos.
Ya nos imaginamos a ustedes, los
lectores, tratando de encontrar su sitio en el diagrama. Pero tengan en cuenta
un cosa: para Cipolla, los estúpidos eran los peores de todos; hasta los
bandidos eran mejores que ellos.
El historiador sostenía que los malvados al
menos producían algún beneficio. Por ejemplo, desde el punto de vista económico permitían que
algunos bienes cambiaran de manos, mientras que estúpidos no generaban
intercambio alguno.
(7) Fue pensando en estos personajes nocivos que Cipolla formuló sus
"leyes básicas de la estupidez", que con el tiempo se convertirían
en sus
frases más conocidas en todo el mundo. Se trata de cinco principios (que
vale la pena leerlos con atención para no caer en futuras trampas propias y
ajenas):
1. Siempre e inevitablemente cualquiera de nosotros
subestima el
número de individuos estúpidos en circulación.
2. La probabilidad de que una persona dada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica propia
de dicha persona.
3. Una persona es estúpida si causa daño a otras personas o grupo de personas sin obtener ella ganancia personal alguna, o, incluso peor, provocándose daño a sí misma en
el proceso.
4. Las personas no estúpidas siempre subestiman el potencial dañino de la gente
estúpida; constantemente olvidan
que en cualquier momento, en cualquier lugar y en cualquier circunstancia,
asociarse con individuos estúpidos constituye invariablemente un error costoso.
5. Una persona estúpida es el tipo de persona más
peligrosa que puede existir.
Una broma sobre conductas serias
Si bien surgieron a
partir de una inquisición seria, Cipolla elaboró estos principios en clave broma, le asegura a BBC Mundo Giovanni Vigo, su excolega y amigo personal.
"Los escribió
y los guardó en un cajón durante muchos años hasta que una casa editora, Il Mulino, lo convenció de que los publicara. Fue un enorme y sorpresivo éxito y fue traducido a numerosos idiomas", dice.
Según Vigo, Cipolla
solía hablar de su breve ensayo con una sonrisa, bromeando sobre el hecho de
que había logrado un best
seller con un libro tan sencillo, y no con uno de
sus análisis sesudos a los que dedicó tanto tiempo y esfuerzo.
"'El decía que
se trataba de un
simple panfleto cuya intención no era expresar
un juicio sobre grandes temas económicos", explica el académico.
Cipolla era profesor de la Universidad
de Pavia.
No obstante, Vigo
aclara que -aunque excéntrico- el ensayo de Cipolla es un profundo análisis de algunas características humanas que se observan en la toma de
decisiones en distintos ámbitos.
Desde la génesis de
las crisis políticas hasta el origen de las debacles económicas. Desde los
errores de cálculo de los dirigentes hasta las apuestas catastróficas de los
operadores financieros y los bancos.
"Vanidad,
prejuicios y arrogancia son conductas que definimos como estúpidas y han jugado un papel importante en
la historia", asegura Vigo.
¿Y LA"M"?
Al contrario de lo
que muchos creen, Cipolla no
se llamaba Carlo Maria, sino Carlo M.
Su excolega y amigo
Giovanni Vigo explica: "Él se agregó la inicial 'M' en 1950
simplemente para
distinguirse de otro historiador que tenía el
mismo nombre".
A qué se refiere
exactamente esa "M" sigue siendo un misterio
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